Dice un refrán: La desesperación es parte del fracaso. Es sumamente fácil decirlo pero difícilmente asimilarlo. David tuvo que vivir bajo este concepto por largo tiempo; designado y destinado a ser Rey de Israel vivió por mucho tiempo muy aislado de esta realidad.
Cuando sabes que algo te pertenece quieres poseerlo inmediatamente, ¿Por qué esperar por algo que ya es tuyo? No tiene sentido, ¿verdad? Sin embargo sabemos que aunque no tenga sentido, muchas de las cosas que nos pertenecen, que ya han sido declaradas nuestras, tienen un tiempo de espera.
¿Hay algo que te pertenece por promesa de Dios? Claro que sí!!! Pero aun así, podrían pasar cosas en tu vida que parezcan alejarte cada vez más de esa promesa, pero a pesar de ello, NADA PODRA IMPEDIR QUE SE CUMPLA ESA REALIDAD EN TU VIDA.
Sus promesas son pactos eternos y seguros, y se cumplirán en nuestras vidas a pesar de que las cosas no luzcas como que se van a cumplir.
2 Samuel 23:5 (B.d.l.A) En verdad, ¿no es así mi casa para con Dios? Pues El ha hecho conmigo un pacto eterno, ordenado en todo y seguro. Porque toda mi salvación y todo mi deseo, ¿no los hará ciertamente germinar?
Oración: Señor, ayúdanos a confiar en tus promesas aunque nuestro alrededor grite lo contrario. En el nombre de Jesús, amen.
Anibal e Iverka Burgos
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