Aquellos jóvenes estaban felices. Su padre les había regalado una camioneta para ir a la escuela. Como era del año 1965, estaba un poco deteriorada por fuera y por dentro. Al probarla, notaron que la velocidad máxima era de unos 40km por hora debido a lo viejo que estaba el motor. Lo que desconocía eran que su padre había hecho eso con una sola intención, guardar la vida de sus hijos.
Ellos, un poco decepcionados con su regalo, se quejaron con su padre, solicitándole
que les arreglara el vehículo, quien con una sonrisa en sus labios les
respondió: arréglenlo ustedes, sabiendo que eso se convertiría en una misión
imposible por su falta de recursos económicos. Ellos por su parte, pusieron
manos a la obra a los arreglos del vehículo, pero sus recursos sólo le
permitieron hacer algunos arreglos externos, ya que los internos implicaban
grandes inversiones de dinero. Aunque el vehículo mejoró su apariencia
exterior, su interior seguía siendo el mismo.
No así ocurre con nosotros. La Biblia nos dice en 2 Corintios 4:16: Por eso, no nos damos por vencidos. Es cierto que nuestro cuerpo se envejece y se debilita, pero
dentro de nosotros nuestro espíritu se renueva y fortalece cada día (PDT). Por más años que nos pasen, por más
situaciones que vivamos, por más accidentes que tengamos, los que podrían de
una manera u otra afectar nuestras vidas, podemos estar seguros que aunque
nuestro hombre exterior se vea desgastado, cuando vamos al taller del Maestro nuestro hombre interior SERÁ RENOVADO. No te ofusques ni
te enfoques demasiado en tu apariencia externa, porque aunque es
importante, no es vital. Dedica tiempo para darle mantenimiento a lo que está
dentro de ti, porque al final es lo único que preservarás
en la vida.
Un carro con una hermosa carrocería pero con un motor fundido sólo sirve para exhibición, pero si sus partes internas funcionan, no importa como luzca por fuera, siempre te llevará a donde quieras llegar. Tu cuerpo solo será por un tiempo, pero si puedes preservar y cuidar tu alma, ella te llevará a la eternidad…
Anibal e Iverka Burgos
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