Deuda Saldada
Stanley Baker, un hombre de Michigan, Estados Unidos, pagó una multa de 1 dólar que se adeudaba desde 1975 a las autoridades de la ciudad de Orlando, multa impuesta por mal estacionamiento 35 años y medio atrás. La boleta se emitió para un auto que estaba estacionado en el Boulevard Central cerca de la Biblioteca Pública. El hombre de 89 años realizó el pago, porque le remordiera la conciencia. El sargento Vince Ogburn, que recibió el pago, explicó que no hay forma de establecer si la multa fue efectivamente hecha para el auto de Baker ya que los registros de 1975 han sido destruidos.
Muchos de nosotros, aunque no bajo las mismas circunstancias, hemos estado en situaciones similares a la de Baker. Deudas sin saldar, secretos sin confesar, actuaciones vergonzosas, falta de honestidad, son algunas de las cosas que torturan nuestra mente y nos hacen caminar como a escondidas, privándonos muchas veces de vivir en la libertad que Dios nos ha garantizado. Dios anhela que seamos honestos y sinceros no solo con los hombres, sino también con Él, y aunque hayan cosas que quizás no merezcan la pena confesarlas a los hombres, SIEMPRE SERÁ NECESARIO CONFESARLAS DELANTE DE DIOS.
El Salmo 32:5 (TLA) dice: Pero te confesé mi pecado, y no oculté mi maldad. Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me perdonaste.
Miqueas 7:19 dice: El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.
La confesión de nuestros pecados y de nuestras malas actuaciones a Dios, nos garantiza la destrucción de sus registros. Hoy, confiésate pecador delante de Dios y recibe su Hermoso Perdón.
Oración: Señor, gracias porque perdonas todas nuestras deudas. En el nombre de Jesús, amén.
Anibal e Iverka Burgos
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