miércoles, 18 de abril de 2018

LECCIONES

Hace días estoy pensando en si publico o no esta reflexión, porque a decir verdad a todos nos gusta realzar nuestras virtudes pero a pocos exponen sus defectos. Haz oído decir: ¿Se le metió la mala fe? Bueno, quizás algunos no lo entiendan y para ellos lo definiré brevemente. Expresión que significa que hemos actuado con intenciones malas o equivocadas.
Días atrás, estando en un tapón (congestionamiento vehicular), había cedido el paso a algunos vehículos antes de llegar al semáforo (lo que me hizo sentir una buena ciudadana), pero ya aproximándome a la esquina donde debía doblar y que me libraría de aquel tormentoso tapón, le negué el paso a un vehículo a mi lado que parecía estar muy apurado por ponerse en mi carril. Y después de lograr bloquearlo y forzarlo a seguir por el otro carril, me sentí como una ganadora. Pero Dios no tardó para avergonzarme por aquella horrible acción que adopté, la cual humanamente se justificaba porque yo también tenía prisa, pero que deja mucho que decir de alguien que está llamado a ser ejemplo para otros en mi posición de cristiana.

El semáforo cambió, pero un Amet (Agente), unos cuantos carros frente a mí, detuvo a un conductor, lo que hizo que mi fila se demorara hasta esperar otro cambio de luz, mientras que la fila del lado, donde estaba mi insistente compañero avanzara a cruzar el semáforo. En aquel justo momento, solo recordé el refrán popular que cita: “No hay mal que por bien no venga” y eso fue exactamente lo que le ocurrió a ese conductor y no a mí.  

Para mí, fue una dura lección. Lección que me ayudó a reconocer que: El Señor no nos ha llamado a ser intransigentes, sino más bien a ser cordiales, a obrar de buena fe, a ser amables y a hacer el bien a todo el que podamos (Fil. 4:8). Él va a recompensar cada acción que hagamos, mala o buena. Él nos juzgará de acuerdo a nuestras acciones. Es muy probable que Dios me sitúe en el mismo escenario una nueva vez, y procuraré que cuando esto suceda mis acciones hablen mejor de mí. Procuraré tener muy presente que MIENTRAS MEJOR ACTÚE, MÁS ME PARECERÉ A JESÚS.
                                                            
Dios te bendiga y te guarde hoy y siempre.

Anibal e Iverka Burgos

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