Esta mañana una dama, de esas que te convierten en su confidente
y no te das cuenta de cuando paso, me dijo: Estoy decepcionada, tanto que camino diario y tengo 5 libras
de más. La miré y me pregunté: A su edad (entre nos, ya un poco avanzada) ¿cuál
será su propósito al caminar? e
inmediatamente me hice una segunda pregunta: ¿Cuál es el
propósito por el cual hacemos las cosas?
Nos casamos con el propósito de formar
una familia y ser felices para siempre
y con nuestras acciones
convertimos el matrimonio y la familia en un tormento y una carga. Tenemos hijos para amarlos y
cuidarlos, pero de las aproximadamente 14 horas que podemos estar con
ellos apenas los vemos unos minutos. Hacemos ejercicios para estar más saludables mental y físicamente pero si la balanza no baja nos damos por vencidos y
abandonamos. Tenemos negocios para ser más independientes pero
nos convertimos en más esclavos que nunca. Cuantas cosas más podríamos
mencionar, las cuales iniciamos con un propósito determinado y definido y luego
toman otro rumbo sin darnos cuanta. ¿Porque no nos podemos mantener enfocados
en cuál es la verdadera
intensión por la cual hacemos las cosas?
El Señor dijo que el hombre
de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos y que quien es así no piense recibir algo de parte de Él (STGO 1:7-8). Así es que: Porque no detenernos un
momento y pensar y reconfirmar ¿porque estamos
haciendo tal o cual cosa? DEFINE EL PROPÓSITO
Y VERAS como sin darte cuenta HABRÁS LOGRADO MUCHO MAS DE LO QUE ESPERABAS. Recuerda que DIOS DA MAS ABUNDANTEMENTE
de lo que pides o piensas recibir (Ef.3:20)
Bendiciones hoy y siempre
Iverka
Pérez de Burgos
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