Hace solo algunos años, me encontré
en la iglesia con una vieja amiga. Me sorprendió verla en aquel lugar, y aún más
sorprendida quede cuando me confesó que había decidido servirle a Dios y
entregarle su corazón. Ella era una joven extraordinaria, y sabía en mi corazón que si dedicaba sus
dones y talentos para Dios, iba a ser una gran explosión de bendición. Y así fue.
Verla trabajar para Dios era un
deleite. Pero un día, una situación inesperada ocurrió en su vida y recuerdo
que luego de rebasarla, la volví a ver en aquel pulpito, con mucho más fuerzas
que antes. Vestida con ropa y guantes de boxeadora, testificaba que aquella
situación la había golpeado muy duro, casi la deja tendida en el suelo, pero no fue así, allí estaban en pie, porque
nada ni nadie podía detenerla del propósito que Dios tenía con ella.
Hoy ella ya no está con nosotros, partió con el Señor, pero aun esa transición significó para ella una victoria. Pablo
dijo: Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir
es ganancia. (Fil. 1:21). Para mi amiga sé que también lo es. Ella
ya tiene la victoria y nada ni nadie pudo detenerla.
Y Tú, ¿Cómo estas hoy? ¿Sientes que has perdido la batalla? ¿O que no vale la pena seguir adelante?
Te sientes destruido, abatido, ¿Cómo te sientes? Debo decirte que por más terrible que te sientas, AUN NO HA LLEGADO TU FIN. Levántate y Sigue
adelante, porque NADA NI NADIE PUEDE DETENERTE del propósito que Dios tiene contigo.
Él está contigo y aun de lo más
profundo en donde te encuentres EL TE RESCATARA.
Dios te bendiga y que tengas un
excelente día
Anibal e
Iverka Burgos
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