viernes, 11 de septiembre de 2015

TERRITORIO PROHIBIDO

Un día, mientras caminaba fui atacada por un perro. Como de costumbre, había tomado una ramita para espantar a los perros que se me acercaran, pero esta vez la rama no fue suficiente para defenderme. Al perro no le valieron mis amenazas e iba ferozmente a morderme, cuando de pronto le grite a un caballero que pasaba en un motor justo en aquel momento: "AYÚDEME POR FAVOR" y el retornó y me ayudó logrando así rescatarme. A partir de ese día salgo armada hasta los tobillos (piedras y un tubo pbc), pero aun así, esa calle se ha convertido en un territorio prohibido para mí, por las amenazas de aquel animal.

Sabes, algo semejante que sucede en el plano espiritual. Nuestro adversario ha sitiado (cercado) un territorio prohibido para nosotros. Lugares tanto físicos como espirituales, que nos pertenecen o que podemos conquistar, a los cuales no nos atrevemos a penetrar por temor a ser devorados, atacados o amenazados. Personas a las cuales no nos dirigimos o sentimientos reprimidos por temor a ser rechazados, sin saber que bendición hay detrás de ello. Y me pregunto: ¿de cuántas cosas nos hemos perdido o hemos dejado de disfrutar por miedo a entrar a ese territorio? ¿De cuantas más nos vamos a perder?

La Biblia dice que ningún arma forjada contra nosotros va a prosperar (Is.54:17) y agrega en otro versículo que nuestras armas no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas (2Cor.10:4). Por tanto, determinemos marcar el territorio de lo nuestro,  territorio donde nuestro enemigo no pueda penetrar por más que lo intente. De hecho, él es quien está ocupando un lugar que no le pertenece. Por tanto te animo a que hagas un cerco de protección alrededor de tu familia, tu hogar, tu vida, tu negocio, tus finanzas, de todo lo que te pertenece y determines pelear por ello. Recuerda, no es con armas carnales, sino con las armas que vienen de Dios, esas son poderosas. Tu enemigo tiene que saber que ERES TERRITORIO PROHIBIDO para él y no olvides Clamar a DIOS por AYUDA, porque de seguro EL VENDRÁ A TU RESCATE.
(Pero en aquel día venidero, ningún arma que te ataque triunfará. Silenciarás cuanta voz se levante para acusarte. Estos beneficios los disfrutan los siervos del Señor;  yo seré quien los reivindique.  ¡Yo, el Señor, he hablado!. Isaias 54:17)

Dios te bendiga y que tengas un excelente día

Anibal e Iverka Burgos


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