En una ocasión mi esposo y yo compartíamos con un grupo de amigo en una cena. Había trascurrido mucho tiempo de no haber visto a muchas de estas personas. En la vida de cada unos, muchas cosas habían cambiado, comenzando por la edad para ponerles un ejemplo y mientras estábamos sentados a la mesa, algunos comenzaron a hablar de sus intereses particulares.
Yo soy ingeniero, yo abogado, a mi me está yendo de maravilla como arquitecta, yo soy cristiano dijo uno de ellos muy orgulloso, y haber conocido a Cristo es lo mejor que me ha pasado, pero fue interrumpido por uno de sus compañeros quien dijo: “Oye, oye, oye párame eso ahí, Yo no conozco a ese Señor ni deseo conocerlo” refiriéndose a Jesús.
Para muchos, Jesús es un hombre de la historia, alguien que solo les hace la vida amargada y aburrida, que quiere robarles su identidad, pero para quienes lo conocemos y le hemos dejado entrar y reinar en nuestros corazones, es el mayor motivo de orgullo y de felicidad. Pablo, poco antes de morir dijo en Filipenses 1:21: Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Hoy puede ser que Jesús no sea importante para algunos, pero para otros, como yo, cuando todo haya terminado, EL SERÁ LA MEJOR DE TODAS LAS ADQUISICIONES.
Oración: Señor, gracias por el día que entraste a mi corazón y le diste sentido a mi entera vida. Hoy soy feliz primero porque te tengo a Ti. En el nombre de Jesús, Amén.
Anibal e Iverka Burgos
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