Hay procesos en la vida que nos ayudan a madurar, procesos que aunque son dolorosos nos dejan una enseñanza que difícilmente olvidaríamos, todos los hemos pasado, y creo sin muchas probabilidades a equivocarme que cuando hay personas involucradas en ellos tendemos a alejarnos de ellas para no sufrir más. Evitar el dolor es una de nuestras mayores prioridades y si ello implica alejarnos de personas que amamos, aunque duela, esa será nuestra tendencia.
Sin embargo me he dado cuenta a través de la biblia que muchas personas de las que están a mi lado han sido colocadas de manera estratégica por Dios para moldearme y para hacerme más fuerte de lo que parezco o creo ser, para ejercerme cada día más en la profesión y las enseñanzas de Cristo y no en las mías. Cada evento en nuestras vidas, así como arroja una enseñanza, sucede no para que retrocedamos, sino para fortificar nuestros músculos espirituales para seguir avanzando en el camino que nos resta por vivir.
1 de Pedro 4:8 dice: Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados. He aprendido en estos últimos tiempos que todos podemos fallar, que todos podemos lastimar a alguien intencional o involuntariamente, pero también he aprendido que todos debemos perdonar y amar a los demás tal cual nos gustaría que nos amén y nos perdonen cuando nosotros hemos fallado.
Oración: Señor, enséñame y ayúdame a amar a las personas, no por lo que hacen sino por lo que son. Gracias en el nombre de Jesús, amén.
Anibal e Iverka Burgos
No hay comentarios:
Publicar un comentario