¿Recuerda cuando aprendió a atarse los cordones de los zapatos? ¿Cuando aprendió a escribir, a leer, a montar bicicletas o a guiar? De seguro que no puede afirmar cuando culminó el aprendizaje ¿Sabe porque? Porque cada uno de esos retos estuvieron acompañados de días, semanas y quizás meses de prácticas consecutivas.
Un hábito es un comportamiento que se repite regularmente. Algunos los aprendemos sin darnos cuenta, mientras que otros toman un poco más de tiempo. Los hay buenos y malos, por lo que se hace necesario descubrir cuales convienen dejarlos como parte nuestra y cuales extraerlos. Pero lo bueno es que de la misma manera que ellos se volvieron parte de nosotros de igual manera pueden dejar de serlo, CON LA PRÁCTICA.
La Biblia dice: Pero sed hacedores de la Palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. (Santiago 1:22). La práctica en Su Palabra siempre será una buena costumbre y nos hará parecernos más a El.
Oración: Señor, que Tu Palabra pueda convertirse en la lámpara que alumbre nuestros caminos. En el nombre de Jesús, amén.
Anibal e Iverka Burgos
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