Mi nombre ya todos lo saben y soy hija única de un matrimonio que lleva muchos años de unión por la gracia de Dios. Como tal, viví acostumbrada a que todos los regalos eran solo para mí, todos los mimos eran solo para mi, todo el amor era solo para mi, en fin todo giraba en torno a mí. Muchas de mis acciones en mi niñez, adolescencia, juventud y hasta parte de mi adultez fueron fruto de ello, y saber, aprender y entender que esa no era la realidad de la vida me costó mucho trabajo.
Muchas cosas significaron un duro aprendizaje para mí, pero una de las más difíciles ha sido cultivar la generosidad. Dar algo no significa ser generoso. Estoy aprendiendo que la generosidad es el acto de dar acompañado de amor y de entusiasmo al hacerlo. No importa lo que des, si compruebas que al darlo sientes alegría, emoción o satisfacción, es entonces cuando estas cultivando la generosidad, de lo contrario solo estás dando.
Proverbios 11:25 dice: El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado. Isaías 38:8 dice: Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades será exaltado. LA GENEROSIDAD NACE EN EL CORAZON Y ES UNA BENDICIÓN QUE PRIMERO TE ALCANZA A TI. Cultívala y comprobarás la riqueza que hay en ella.
Oración: Señor, ayúdanos y enséñanos que siempre hay algo con que podamos agradar a los demás. Gracias por darlo todo por mí, hasta tu propia vida. En el nombre de Jesús, amén.
Aniba e Iverka Burgos
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