El estado de ánimo de las personas cambia según las circunstancias o momentos por los que estemos pasando. Si algo bueno te sucediera difícilmente podrías esconder tu felicidad, y de igual manera si es algo malo no podrías esconder la triste. Tu rostro te delata, y revela a los demás el estado de ánimo, aunque a veces te empeñes en esconderlo.
Sin embargo, ¿cómo se ve tu rostro cuando nada relevante te está sucediendo? ¿Cómo eres en el día a día? He escuchado gente decir de otra, ese hombre siempre tiene la cara como un ogro, o esa muchacha siempre esta sonriente, ¿Qué dice la gente de ti? ¿Cómo te consideras tu mismo? ¿Eres feliz o simplemente te sientes enojado con todo lo que sucede en tu vida?
El Salmo 5:11 dice: Pero que vivan alegres todos los que en ti confían; que canten siempre de alegría bajo tu protección, ¡QUE SEAN FELICES TODOS LOS QUE TE AMAN! (TLA). No hay motivos perennes por los cuales nosotros los que amamos a Dios nos sintamos tristes, y si bien es cierto que la tristeza puede embargarte por un momento, Jesús siempre será la mejor razón para volver a sonreír. Nuestra felicidad no depende de las circunstancias, sino que radica en Dios, EL ES EL MOTIVO DE MI CONTINUA ALEGRÍA.
Oración: Señor, gracias porque en ti y por ti soy feliz. En el nombre de Jesús, amen.
Anibal e Iverka Burgos
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