jueves, 20 de enero de 2011

Te Necesito Dios


Hace un par de semana me regalaron una planta ornamental, la cual prometí cuidar. Emocionada, puse mi planta dentro del baúl del vehículo con la intensión de sacarla tan pronto como llegara a casa, pero la olvidé por más de una semana dentro del baúl. Cuando la saqué, sus hojas estaban mareadas y amarillentas, había perdido todo su brillo, parecía sin vida. La tierra en el macetero estaba agrietada y seca, lo cual reflejaba el estado mismo en que se encontraban sus raíces. No hay forma de que se recupere pensé; la coloqué al sol y le eché agua durante los siguientes días y para mi sorpresa, la planta está volviendo a cobrar su esplendor.

¿Te has puesto has pensar que nosotros en cierto modo somos similares a ellas? Ellas necesitan el agua para vivir y nosotros NECESITAMOS A DIOS. En el Salmo 63:1 David dice: Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas.

¿Cómo está tu alma hoy? ¿Cuándo necesitas a Dios para sobrevivir? Si te encuentras como en un desierto, recuerda que en medio de él hay un Oasis en el cual corre agua para vida eterna. El Señor dijo: Si bebes del agua que yo te doy, no tendrás sed jamás (Juan 4:14). SOLO EN JESÚS PUEDES SACIAR TU NECESIDAD Y VOLVERTE A LA VIDA.

Oración: Señor, tu eres mi mayor necesidad. Hoy confieso que te necesito para vivir. En el nombre de Jesús, amén.

Anibal e Iverka Burgos

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