Colosenses 3:11 dice así: Donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, en todos.
¡Cuántas diferencias podemos hacer los hombres! Eres más importante si eres de una nacionalidad X, si eres de un color de tez X, si eres de una clase social X, si eres de un nivel académico X, o si eres de una religión X. Son tantas las diferencias que podemos hacer entre nosotros mismos que nos lastimamos unos a otros con mucha frecuencia.
El apóstol Pablo fue un hombre con muchas cualidades, con muchos prestigios, con mucho conocimiento, con mucho dinero, con un alto nivel social, pero luego entendió que todas estas cosas no nos distinguen ni nos colocan por encima de los demás, lo que nos hace exclusivos es el hecho de tener a Cristo en nuestras vidas.
Jesús no hace acepción de personas, TODOS somos idénticos para EL, de un color o de otro, de una raza o de otra, de un status o de otro, de una condición o de otra, porque El no hace diferencias. El murió por todos sin importar nuestra condición. Ya no tienes porque sentirte inferior o superior a los demás, sino gózate de saber que tienes en tu vida a CRISTO que es EL TODO, EN TODOS… NO PODRÍAS TENER MEJOR POSESIÓN.
Oración: Señor, gracias por tu palabra, pero sobre todo gracias por tu presencia en nuestras vidas, porque desde que entraste en ellas, marcaste una gran diferencia en ellas. Ayúdanos a tener un concepto de los demás como tú lo tienes. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén y amén.
Anibal e Iverka Burgos
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