El Salmo 107:35 dice así: Vuelve el desierto en estanques de aguas, y la tierra seca en manantiales.
Cuando pensamos en un desierto, una de las primeras cosas que nos llega a la mente es un lugar super árido donde prácticamente no podemos encontrar agua. Los desiertos tienen esta característica en particular además de algunas otras entre las que podemos mencionar sus temperaturas, las cuales pueden ser tan calurosas o tan frías que en muchas ocasiones son imposibles de tolerar o soportar.
A menudo nuestras vidas se convierten en una especie de desiertos ¿no es así?, las condiciones por las que atravesamos alcanzan altas temperaturas frente a las cuales se nos hace imposible subsistir. Atravesamos por situaciones que convierten nuestras vidas en tierras donde no se ve a kilómetros cuadrados ninguna posibilidad de encontrar agua y pareciera que vamos a padecer por falta de ella.
Es probable que no nunca hayas atravesado un desierto físico, pero si un desierto espiritual. Necesitamos saber que Dios puede cambiar ese lugar que parece inhabitable en uno donde puedas encontrar estanques de aguas y manantiales. Ningún desierto es imposible de atravesar si Dios es quien guía tus pasos. Recuerda que Dios tiene el poder de transformar tu desierto en estanques de aguas y la tierra seca en manantiales.
Oración: Señor, te bendecimos y te adoramos. Gracias por tus palabras que día a día sostienen nuestras vidas. Hoy declaramos que somos dependientes de ti y que en medio de las situaciones tú eres nuestra fuente de esperanza. Gracias Señor por tu presencia en nuestras vidas. En el nombre de Jesús, amén.
Anibal e Iverka Burgos
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